4° A, SEMANA 31, SEÑO VALE.


4° A, Prácticas del Lenguaje: evaluación.

 

Leyendas Argentinas de Iris Rivera: libro en pdf. (les dejo en caso de que necesiten) .https://imbsecundaria.milaulas.com/pluginfile.php/150/mod_book/chapter/21/Mitos%20y%20leyendas%20de%20la%20Argentina.pdf

 


Este es un modelo de examen pueden hacerlo para ensayar.

La Telesita

 

(…) Pura, la casi niña de los pies que casi no tocaban el suelo cuando salía a bailar. Pero vino la desgracia. Y de hoy para mañana se quedó huérfana la Telesita. De padre y madre. Un   dolor hondo la desbarrancó por dentro. La Telesita giró, giró, giró con giro atormentado y sin saber llorar. Sus pies livianos la impulsaron hacia el monte espeso. Iba escapando del dolor aquel y lo llevaba con ella. No eran los pies, era el dolor el que se la llevaba monte adentro. Nadie pudo encontrarla porque no se detuvo en ningún sitio. Iba siempre escapada, como un alma que se ha llevado el diablo y no la piensa devolver.

Había pasado el tiempo. La habían buscado hasta no encontrarla. Ya la daban por perdida. Pero jamás por olvidada. Y había fiesta en el pueblo (…) En eso, un paisano señaló algo ahí, con los ojos redondos. Ahí, de pie, flacucha, con la ropita pobre desgarrada, estaba la Telesita. Con su carita roja al resplandor de las brasas, la casi niña. Ahí, traída por la música, por el olor a baile. Descalza, con un cantarito de agua en la cabeza. Ahí le floreció en toda la cara la sonrisa embobada. Y, con los pies de espuma, la casi linda empezó a bailar.

Sola en el mundo parecía, sola. Golpeaba el cantarito siguiendo el ritmo de la chacarera. Apartada de todos, hipnotizada por la luz del fogón. Y el baile fue más baile y la fiesta más fiesta, porque había vuelto la Telesita… Ella seguía bailando sin amainar la sonrisa. Le sonreía al aire, a la nada, a las brasas, a la música que le ponía burbujas en los pies. La que le hacía olvidarse, mientras sonaba, de aquel dolor que no sabía llorar.

 

Cuando el último guitarrero se durmió, el aire quieto se vació de música. La Telesita se detuvo en la mitad de un giro, miró acá, miró allá, se le encogió la sonrisa. Y aquel dolor de siempre se la volvió a llevar al monte oscuro.

 

Cuando los otros bailarines se fueron despertando, no la encontraron. Otra vez se había ido la Telesita. Otra vez, sí... pero no igual que antes. Porque ahora sabían cómo hacerla regresar. Todo era armar el baile y ella volvía. A bailar y bailar hasta la aurora. Y la gente del pueblo comenzó a hacer eso. Cada tanto armaban fiesta para volver a verla. Y la volvían a ver. Pero hubo un día terrible de terrible invierno. Allá lejos, sobre el monte, se veía la luz de una gran quemazón (…).

 

Rápidamente se reunieron bombos, guitarras y violines para que la música sonara mucho y la atrajera hacia el pueblo. Para que el incendio no la atrapara. Pero la Telesita no venía. Y el resplandor era más grande; la música, más fuerte. Y la Telesita no llegaba. Porque era cierto que tenía frío y que se fue acercando al incendio. Y que llegó a un lugar donde, aunque el bosque aún no ardía, el viento se coló a traición. Hizo crecer una llamarada en un árbol seco. La llama alcanzó el borde de su vestidito consumió la casi linda. Como bengalita flaca, la casi niña. Como estrella fugaz.

 

Pero dicen en Santiago que la Telesita nunca se iba para no volver. Y que por eso su alma anda en los montes todavía. Por ahí. Entonces, cuando llega la seca y el ganado no tiene ni un pastito, se arma baile en el pueblo. Y también, un banquete para invocar su nombre. Pues hay que hacerle una promesa para que venga a ayudar… Y hay que hacer un monigote de papel y trapo que la represente, y acostarlo sobre una mesa… Dicen que la Telesita, que es alma pura y buena, viene a bailar con ellos, invisible, hasta el amanecer. Y a esa hora, entre la noche que acaba y el día que comienza, se quema el muñeco. Hay cohetes qué estallan como las ramas secas del incendio que la consumió. Y al otro día, o al otro, seguro que la Telesita les manda toda el agua que ella no tuvo para salvar su vida. Toda la lluvia que el monte santiagueño nunca, nunca, le deja de implorar.

 

Parte 1: Análisis de la leyenda.

1)     ¿Por qué se escapó la Telesita?

2)     Había fiesta en el pueblo y ella apareció: ¿qué aspecto tenía la Telesita?

3)     Hubo un incendio terrible en el bosque: ¿cómo intentaron salvar a Telesita?

4)     ¿Cuál fue el desenlace del incendio?

5)     ¿Qué promesa hay que hacer para que la Telesita venga a ayudar?

6)     ¿De qué manera ayuda Telesita al pueblo de Santiago?

Parte 2: Reflexión del lenguaje.

1)     Ubique en el cuadro las palabras resaltadas en color amarillo.

SUSTANTIVOS

ADJETIVOS

VERBOS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

2)    Conjugar los verbos resaltados en color turquesa, completando el cuadro.

VERBO

EN INFINITIVO

EN PASADO

EN PRESENTE

EN FUTURO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3)    Ubique en el cuadro las palabras resaltadas en color fucsia.

AGUDAS

GRAVES

ESDRÚJULAS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 


 


 

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