4 ° A, SEMANA 16, SEÑO VALE.

   SEMANA 16, PRÁCTICAS DEL LENGUAJE

Capítulo 5, Robin Hood

CAP 5, El código de los proscritos

A comienzos de la primavera Robin de Locksley estaba instalado en el bosque de Sherwood y el grupo de hombres que lo rodeaba se había hecho más numeroso: otros como él se refugiaban en la espesura, hartos de las injusticias de barones y abades, expulsados de las tierras que habían heredado, perseguidos por el sheriff cuando trataban de cazar algún animal que los librase del hambre y el frío durante el invierno.

Robin, que conocía los rincones del bosque como la palma de su mano, guió a los hombres hacia cavernas donde pudieran guarecerse, les indicó caminos secretos que llevaban hacia fuentes de agua cristalina, proveyó de su propia granja harina para que no faltara el pan y los expertos cazadores consiguieron el resto.

Pero todos sabían bien que con ciervos y otras presas no bastaban…

Una mañana, como todos los días, un grupo de hombres de Robin vigilaba el camino que atravesaba el bosque. Dio en pasar por allí un viajero sobre cuyo caballo era posible ver un voluminoso equipaje. En pocos segundos el hombre fue capturado por los miembros de la banda. Le ataron fuertemente las manos a la espalda y lo llevaron andando delante de su propio caballo. Aterrorizado, el viajero no atinaba a pronunciar una sola palabra.

Al acercarse al claro del bosque donde solían reunirse, una fuerte voz interrumpió la marcha de aquel extraño grupo:

— ¿Quién le ha atado las manos a la espalda de manera tan bárbara?

Los hombres de Robin se dirigían entre sí torvas miradas.

— ¿Era necesario amarrar las manos de un cautivo de forma tan brutal? ¿Os gustaría a vosotros recibir ese trato?

Mientras hablaba, Robin iba acercándose por detrás del viajero que intentaba ver el rostro de su defensor. Pero el joven, para no ser reconocido por el prisionero, se había cubierto la cabeza con una capucha.

Un muchacho de la banda se apresuró a desatar las muñecas del prisionero. El hombre se frotaba las marcas encarnadas que la cuerda le había dejado mientras intentaba recobrar la voz: —Os agradezco, señor…, señor “encapuchado” –dijo mirando a Robin–. Bueno, perdonadme por llamaros así, pero desconozco vuestro nombre.

Los ojos de Robin de Locksley brillaron divertidos bajo la capucha: —Has dicho bien. Ese es mi nombre: Hood, Robin Hood.1

Desde ese día, el fugitivo comenzó a ser conocido con el nombre de Robin Hood.

El viajero, entretanto, libre ya de las ligaduras, se sentó sobre un tronco.

—Robin Hood, parecéis ser el jefe. Os ruego que escuchéis mi historia. Esta mañana, al salir el sol, salí de Nottingham con mi mercancía. Recorro sin descanso los pueblos de los alrededores donde viven mis clientes. Llevo paños rústicos para los trabajadores y sus mujeres. Pero al tratar de cruzar el bosque para acortar distancias, estos hombres me tendieron una emboscada. Y aquí me veis…

—¿Así pues no viajabais con finos paños y sedas para los ricos de la región y sus esposas? –inquirió Robin.

—Revisad mis fardos y veréis que os he dicho la verdad –repuso el viajero.

—Abridlos. Si ha dicho la verdad, podrá seguir su camino sin ser molestado.

Los fardos contenían humildes tejidos pardos de los que usan los campesinos y la gente del pueblo.

— ¡Vete! –Dijo Robin–. Nuestro deseo no es combatir a los pobres ni perturbarlos en su trabajo. —Gracias, Robin –respondió el hombre–. Regresaré por este mismo camino y traeré conmigo rollos de paño verde para que no seais descubiertos entre las ramas de los árboles. Haré un buen negocio porque parecéis ser más de cien.

Mientras el hombre se alejaba al trote de su caballo, Robin reunió a la banda:

—Todos los que estamos aquí somos hombres libres –dijo Robin–. No hay ya más siervos entre nosotros ni los habrá. Pero tened mucho cuidado, mis buenos amigos, de hacer daño alguno a los granjeros o a hombres buenos que, como este pobre viajero, se ganan la vida con su trabajo honesto. Nuestra ley debe ser:

¡Ayudar a los buenos y a aquellos cuya vida es dura! A los señores y a los abades que roban al pobre y a los jueces que apresan a los inocentes y los maltratan y castigan, a esos sí hay que despojarlos de los bienes que han robado. Y jamás hagáis daño a una mujer.

 1) Leer el capítulo.

2) Realiza el siguiente dibujo en a carpeta:


3) Completa el siguiente cuadro: 

ROBIN HOOD

NOMBRE DEL CAPÍTULO

BREVE RESÚMEN DEL CAPÍTULO

PERSONAJES DE CAPÍTULO

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

SEMANA 16, MATEMÁTICA.

El camino más corto

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1) Realiza el dibujo de los edificios en la carpeta.

2) Anotar el número de ventanas que tiene cada edificio.

3) Escribir  6 cálcuos diferentes para saber cuántas ventanas tiene cada edificio.

4)  ¿ Pueden resolver estos cálculos de manera más sencilla?

  • 2+2+2+2+2+2+2+2+2+2
  • 4+4+4+4+4+4
  • 3+3+3+3+3+3+3+3+3

SEMANA 16, CIENCIAS NATURALES.

Los materiales y el calor.

1) Leer la siguiente información:

SI UNA PERSONA ENCERRARA EN SUS MANOS UNA UVA RECIÉN SACADA DE LA HELLADERA, AL CABO DE UN RATO PERCIBIRÍA QUE  LA UVA YA NO ESTÁ TAN FRÍA. ESTO SUCEDE PORQUE LAS MANOS AL  ESTAR MÁS CALIENTES QUE LA UVA LE TRANSMITEN CALOR. POR LO TANTO, EL CALOR SE TRANSMITE DE UN OBJETO A OTRO.

2) Observa la siguiente imagen y responde:

A-      ¿Qué te parece que sentirías al tocar el extremo de la cuchara que se usa para revolver en la imagen 1? ¿Estará caliente? ¿De qué material es la cuchara?

B-       ¿Qué sucedería si tomaras por el mango la cuchara de madera de la imagen 2? ¿Lo sentirías caliente? ¿Por qué?

3) Registra la siguiente información en tu carpeta:

Materiales conductores y aislantes térmicos

Todos los materiales transmiten el calor en menor o en mayor medida. Los materiales por los cuales el calor se propaga rápidamente son buenos conductores del calor y se llaman conductores térmicos. Los metales como el cobre el hierro y la plata son conductores térmicos.

En cambio, los materiales por los que el calor se propaga lentamente son malos conductores del calor y se denominan aislantes térmicos. Los plásticos, la madera y el telgopor son aislantes térmicos.

4) Busca en tu casa, explora y hace una lista de por lo menos 10 objetos conductores del calor y 10 objetos aislantes del calor.

CONDUCTORES

AISLANTES

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5) Realiza la actividad paso por paso.


¿Qué bolita caerá primero?

PASO 1: Amasa 3 bolitas de plastilina de distinto color como se ve en la imagen.

PASO 2: Pegalas las bolitas en el extremo de 3 cucharas, una de madera, otra de metal y otra de plástico, todas a la misma altura.

PASO 3: Con ayuda de un adulto, coloca las cucharas en una taza con agua recién hervida.

6) Responde las siguientes preguntas en la carpeta y realizá el dibujo: 

a- ¿Qué cuchara pierde primero su bolita de plastilina?

b- ¿Qué cuchara la pierde en segundo lugar? ¿Por qué?

c- ¿Para qué te parece que es necesario que pongas todas las bolitas a la misma altura?

7) Registra en la carpeta:

 SEMANA 16, CIENCIAS SOCIALES.

CRONOLOGÍA DE LA BANDERA

1) Representar gráficamente cada bandera en la carpeta:

7 8

    9  10

   11 12
 
     13  14

2) Coloca debajo de cada bandera la informaación correspondiente:

  • 7) Bandera aprobada por el Congreso de Tucumán en 1816.

  • 8) Bandera de color azul y blanco, adoptada en Buenos Aires en 1818 por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón.

  • 9) Bandera de color azul y blanco, adoptada en Buenos Aires en 1818 por el director supremo Juan Martín de Pueyrredón. Al igual que la que usamos actualmente, llevaba como distintivo militar un sol en el centro.

  • 10) Bandera de Santa Fe, 1822. El gobernador Estanislao López adoptó para su provincia esta original bandera.

  • 11) Bandera usada en Buenos Aires durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, desde 1829 hasta 1832 y desde 1835 hasta 1852.

  • 12) Bandera usada en Buenos Aires durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas, desde 1829 hasta 1832 y desde 1835 hasta 1852. El color rojo era el símbolo federal. 

  • 13) Bandera de Entre Ríos, adoptada en 1833 por el gobernador Pascual Echagüe. Flameó en la batalla de Caseros, en 1852.

  • 14) Bandera que se volvió a colocar en el fuerte de Buenos Aires en 1852, una vez que el gobierno de Rosas cayó como consecuencia de la batalla de Caseros
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